Colaboración de Susan Campos para el Observatorio de Prácticas Musicales Emergentes
Mi estimado colega y amigo, el Dr. Rubén López Cano me propone: “Quisieras escribir algo sobre las prácticas recientes relacionadas con música y género en el Observatorio de Prácticas Musicales Emergentes? Son entradas muy pequeñas y con enlaces web. Ojalá te enrolles!!” (ese final me encanta). Textos breves sobre el tema son difíciles de escribir. Aquí en mi blog improvisé algunos como“Estudios de género, cuerpo y música” y “Los estudios de género y música en España: retos y resistencias”. Ambos han despertado alguna polémica, siendo publicados también por revistas y foros, pero aún así, sigo recibiendo consultas de personas que creen que los “estudios de género” son los mismo que los “estudios sobre las mujeres”.
Desde hace un tiempo en MUSICOLOGÍA FEMINISTA tratamos de estar al día de las tendencias y tensiones en los llamados “estudios de música y género”. Abrimos tres proyectos experimentales en Facebook con el propósito de explorar las vías que desde otros ámbitos se están trabajando, hablo de las páginas: Musicología feminista, Musicología queer y performancelogía, y Sexualperformpostporn Corpographies. Sin embargo, seguimos con el “nominalismo de género”, a pesar de que las “epistemologías feministas” están tendiendo cada vez más críticamente hacia “lo Trans”, desde múltiples perspectivas interdisciplinares. ¿Qué tiene que decir al respecto la Musicología? Ciertamente empezamos a considerar metodologías para investigar “el cuerpo” (las corpografías) y “las sexualidades”. Líneas de interés dominante que remiten esencialmente al problema de “El Poder”. Los estudios sobre biopolíticas, y las experimentales incursiones bajo la égida de “Somateca (s)”, parecen mostrar un estado de la cuestión bastante “enturbiado”.
Quizás tendríamos que volver a las preguntas básicas: ¿es “el género” una “categoría de análisis”?, y ¿qué nos dicen los estudios “de género” acerca de quienes los realizan? Sí, yo incluiría a l@s investigadores en la ecuación. Cada vez que asisto a alguna reunión científica, o me topo con alguien que se dedica, o pretende incluir este ámbito de estudios en su proyecto de investigación, observo que la cuestión tiene que ver casi en igual proporción, con conflictos personales y compromisos intelectuales (compensatorios, políticos, sociales, etc.).
No obstante, parece existir un temor a “volver a incluir a los hombres”, y “perder terrenos conquistados” de entre los relatos musicológicos que ya de por sí “han dominado”. No estoy de acuerdo. Si soy sincera, creo que harían falta más estudios sobre masculinidades, “homo-hetero” erotismo, aquitecturas del poder y la identidad, etc… que piensen las bases de este “domino”, ¿cómo se ha construido?, ¿por quiénes y porqué?. No hace falta hilar muy fino, se me ocurre un análisis de “La Ciudad de la Furia” de Soda Stereo, por ejemplo. Parece algo que no tendría porqué ser tan radical y sin embargo lo es, porque parece que hablar del “tango queer” o de las “mujeres compositoras en…”, es lo que nos viene a la mente cuando pensamos en “estudios de música y género”. No hace falta buscar mucho para encontrar lecturas que sirvan al debate, y darnos cuenta de que se trata con una cuestión de plena actualidad. Recomiendo por ejemplo el monográfico publicado por e-flux Journal #44 04/2013, bajo la edición de Carlos Motta, o el artículo de opinión “Los hombres también tenemos género” de Octavio Salazar, publicado en el blog Mujeres de El País.
¿De qué trata “investigar”?, ¿de servir a un ideal, a una institución, a un proyecto, a una búsqueda personal? ¿Qué nos dicen los “estudios de género”, sus cambiantes y re-combinantes tendencias ? Nos muestran las aristas de los cuerpos y los territorios, de las músicas, las identidades, las prácticas y los espacios. No solo nos hablan de “El Poder”. Lo digo con conocimiento de causa. He dedicado parte importante de mis investigaciones a pensar la “ansiedad de influencia” y “de autoría” de creadoras dentro de la “categoría mujer”. Cuando editamos Música y estudios sobre las mujeres para TRANS 15 (2011), me dí cuenta de que nos estábamos quedando cortos con ese “enfoque”. Susan McClary, en su texto de apertura “Feminine Endings at Twenty”, – el Dossier que editamos Josemi Lorenzo y yo, conmemoraba el 20 Aniversario de Feminine Endings (1991-2011) -, nos lo dejó muy claro, os invito a revisar el texto. Es más, si miramos en la genealogía reunida por el libro ya “canónico”, por ejemplo en Google Books (Ver : Libros relacionados), nos daremos cuenta de que estamos ante una “disciplina”, no solo ante una “categoría”, “enfoque” o “perspectiva” de análisis. Una disciplina con su propia “carga histórica”, que viene a confundir el estado de la cuestión con las preguntas emergentes. Pensamos, “hacer estudios de género en música es esto“, o, “nos remitimos a la bibliografía”. Pero en mi opinión, olvidamos que quien investigada deber servir a unas preguntas de investigación derivadas de un problema de estudio, no de los intereses de una disciplina y su canón.
Mientras Isabel Porto Nogueira y yo, redactábamos la introducción del volumen Estudos de gênero, corpo e música: abordagens metodológicas, para la Série Pesquisa em Música no Brasil, Vol. 3, ANPPOM, – dedicado a la Dra. Maria Ignez Cruz Mello (1962-2008), todavía en prensa -, subrayamos que la multiplicidad de perspectivas teóricas y analíticas, tiene como objetivo promover nuevas preguntas, abrir y desarrollar nuevos campos de investigación. Pero también, evidenciar los avances que dentro de este ramo se están dando, en comunión con la investigación en Artes y Humanidades. Citando el artículo de Teresa Cascudo y Miguel A. Aguilar-Rancel, que aparecerá en el volumen:
… la intersección de la historia de la música y la historia cultural con los estudios de género, en el entorno hispanohablante y lusófono, tendría mucho que ganar en la medida en la que se extiende ante sí un vasto campo disciplinar, multidisciplinar e interdisciplinar por explorar. Al mismo tiempo, también tendría algo que perder, porque su éxito depende de la existencia de una red que, tal como se hizo a principios de la década de los 90 en el seno de la academia anglosajona, dé la batalla y produzca, no sólo publicaciones fundamentadas y bien divulgadas, sino también polémica, y que, además, se encuadre en una reflexión más vasta sobre la identidad académica de la musicología en el siglo XXI.” (Cascudo & Aguilar-Rancel, 2013, en prensa)
Las reuniones, actividades y publicaciones científicas siguen haciendo énfasis en los aspectos de “Género y Sexualidad”, y las musicologías “feministas”, “queer”, “crip“, “trans”, “gay”, “lesbianas”, y su cada vez más amplio etc. de mezclas, hibridaciones, ensamblajes y re-ensamblajes, van tomando posición. Pero necesitamos seguir trabajando en nuestras preguntas. La cuestión es que los estudios sobre músicas vienen arrastrando demasiado peso histórico y autoritario devenido de las escuelas musicológicas y etnomusicológicas. Se sigue investigando en la línea de “la vida y obra” (con sus matices), mientras las sociedades se cuestionan, por ejemplo, si aprobar o no el matrimonio entre “parejas del mismo sexo”, la mutilación genital de las niñas… y otros terribles etc… porque la violencia “de género” no da señales de reducción, y los cuerpos siguen siendo “adoctrinados” bajo yugos de distinta índole. Y sí, también las llamadas “subculturas” siguen creando y reclamando espacios para lo que entienden como “sus prácticas”, mientras se sigue llamando “heteronormativo” y “falogocéntrico” a “lo dominante”… ¿No os parece que nos estamos quedando cortos?… Frente a este panorama, me pregunto ¿qué tipo de análisis propondríamos para lo siguiente?
“‘I FINK U FREEKY’ by DIE ANTWOORD“
La relación entre estudios de género y estudios culturales ha generado líneas concretas de trabajo que, lamentablemente, tienden al “reduccionismo”, a través de categorías que pretendían otorgar “empoderamiento” a “minorías” étnicas, sexuales, de género, etc., pero no es “tan simple”. Describir, por ejemplo, a Die Antwoord como “electro rap-rave originaria de Ciudad del Cabo, Sudáfrica”, o para exagerar un poco, como performers “afrodescendientes albinos de ascendencia alemano-vudú/expresionista-conceptual, bisexuales, crip.” ¿No os parece reduccionista? ¿De verdad creemos que de eso se trata? En mi opinión, NO. La categorías son medios no fines.
No puedo llegar a una conclusión aún, creo que este es un camino de fondo y larga data. Pero, si fuera posible ensayar una Musicología Trans-Feminista que contemplara todas estas complejidades, quizás obligaría a l@s docentes a ampliar su bibliografía y metodología más allá de los textos canónicos, y a l@s investigador@s a enfrentar su propia implicación personal e identitaria en el proceso. Los prefijos son siempre engañosos, pero me ayudan, por ahora, a vislumbrar la posibilidad de una Musicología en términos “Trans”. Una Musicología capaz de sumergirse en los estudios de género, en comunión con los estudios de performances y política (1). Quizás así lograríamos sacar a flote una disciplina enquistada en los tópicos… porque, digamos lo que digamos, siempre saldrá alguien que proponga otro “estudio de género” sobre Clara Wieck Schumann…
Susan Campos Fonseca
Madrid, 27 de mayo de 2013
____________
(1) Propongo como ejemplo los estudios realizados por el Instituto Hemisférico de Performance y Política.
Créditos de imágenes: Fotogramas del video “La Ciudad de la Furia” de Soda Stereo. ”PJ Harvey, Bjork, & Tori Amos, 1994. (Photographer John Stoddart)”. Portada de Gaga Feminism de J. Jack Halberstam. Y, ”Giuseppe Campuzano, in collaboration with Germain Machuca, Lifeline, 2013. Performance at the Sala Luis Miró Quesada Garland, Lima. Photo: Claudia Alva.” Fuente: www.e-flux.com
Nota: esta entrada apareció originalmente en el blog de la autora: http://www.susancampos.es/blog/musicologia-trans/
No hay comentarios:
Publicar un comentario